El amor y sus lenguajes

El amor y sus lenguajes

"T'estimo", "te quiero", Je t'aime", "I love you", Ich liebe dich"… todos los idiomas tienen su expresión particular para expresar con palabras ese sentimiento tan universal que es el amor. No obstante, dicen que las palabras se las endulza el viento, o incluso alguna vez, poder perder el significado de tanto emplearlas. Quizás estos dichos que abraza el saber popular sean ciertos, pero no deberíamos olvidar que el ser humano no sólo se comunica con lo que dice, también con lo que hace, ya sea de manera consciente o inconsciente, voluntaria o involuntaria.

Existen varias maneras de expresar lo que sentimos. A veces es más fácil darnos cuenta con emociones negativas. Por ejemplo, si estamos enfadados, podemos tender a ser agresivos físicamente (contra el mobiliario, por ejemplo), si estamos avergonzados, tendemos a evitar exponernos. Todo ello sin mencionar el lenguaje no verbal, como la expresión facial, la gesticulación, el contacto ocular… aquello de lo que no solemos ser conscientes. Pero aquí lo que nos interesa no es lo que hacemos inconscientemente, sino lo que damos a entender con nuestro comportamiento voluntario.

¿Ya no me gustas?

¿Cuántas veces (os) he oído decir algo como "no me siento amado/a" o "ya no me dices que me crees"? Podríamos estar de acuerdo en que frases como estas serán dichas alguna vez por casi cualquier persona dentro de una relación de pareja. ¿Qué quieren decir? ¿Son señales de que el amor se está acabando? Podría ser, pero existe otra explicación que posiblemente se acerque más a la realidad del problema. Lo que esconde un "¿ya no me crees?" es: "no me expresas el amor que supuestamente sientes por mí".

En cualquier caso, este mensaje puede ser entendido como una acusación, y no es para menos. Le estamos diciendo a nuestra pareja que está haciendo mal algo, que no está cumpliendo debidamente con nosotros.

A no ser que nuestra pareja nos confirme que, efectivamente, hemos acertado y ya no sienten lo mismo por nosotros, lo que probablemente pase es que no expresa el amor de la misma manera que nosotros. Y veo aquí la cuestión: ¿qué formas existen para expresar el amor?

¿Cuáles son los lenguajes del amor?

Según Gary Chapman (1996), existen 5 lenguajes que los humanos pueden usar para expresar amor.

  • Las palabras: además de los "t'estimo", con los que ha comenzado este artículo, la riqueza del lenguaje hablado nos permite demostrar afecto en infinidad de maneras y matices. No solo tenemos por qué quedarnos con un "t'estimo", también están los abujos (qué guapa estás, qué bien te queda esta camisa…), el reconocimiento (qué bien lo has hecho, eres una gran profesional, qué bien te ha quedado el pastel…), animar al otro (creo con ti, sé que eres capaz de eso…). Al mismo tiempo, el lenguaje nos permite hacer uso de diferentes entonaciones, así como de expresiones propias, que hacen posible transmitir aún más afecto si se quiere (léase ese tono empalagoso con el que hablamos a veces, o las palabras afectuosas que nos ponemos).
  • El contacto físico: aquí entrarían las caricias, la proximidad física, el contacto visual, los masajes, un abrazo, etc. Cuanto más se aproximan las personas, más íntima es la relación, hasta llegar al sexo, que sería la mayor expresión de este lenguaje.
  • Los regalos: parece algo superficial, pero eso dependerá más de si has comprado cualquier cosa, o si has estado dándole vueltas a qué haría realmente feliz a esa persona. Aquí no se trata de regalos caros o banales, sino de obsequios con valor personal.
  • Los tiempos de calidad: buscar actividades que sean gratificantes para ambas personas es igual a buscar tiempo de calidad. Con ello, vamos recopilando experiencias agradables juntos, recuerdos bonitos que se graban en nuestra memoria. Da igual la actividad que sea. Puede ser estar tumbados viendo una serie que nos gusta, ir de excursión los domingos o comida en ese restaurante que nos gusta a los dos. No es tanto la cantidad de este tiempo, sino que los dos miembros lo disfruten.
  • Los servicios: Mostrarse dispuesto a ayudar y esforzarse por hacer la vida más fácil a tu pareja de forma genuina es indudablemente una muestra de afecto. Buenos ejemplos de esto son: te dejo la cena preparada, hoy hago yo la compra, ves tú con tus amigas y yo me encargué de la lavanda, yo paso a buscar el anillo, deja que te instale el antivirus, etc. El problema vendría si uno de los dos siempre tuviera el rol pasivo en este intercambio.

Como ves, existen diferentes maneras de expresar afecto hacia el otro. Seguro que ya las conocías, pero quizás no habías caído en que tenían ese valor. Precisamente eso suele ser el problema, que a veces no identificamos muchas de estas conductas como señales de amor. Esto ocurre sobre todo cuando sólo entendemos una o dos formas de demostrarlo, esperando que siempre se den las mismas. Crearnos estas expectativas no nos permite darnos cuenta de otras señales que también quieren decir lo mismo.

En otras palabras, podemos caer en la equivocación de interpretar que ya no nos estiman cuando no expresamos el amor de la misma manera, por lo que tampoco somos capaces de reconocer las señales del otro. Es entonces cuando no nos sentimos amados.

¿Cómo podemos afrontar esta situación?

Si nos damos cuenta de que tenemos este problema, deberíamos poner en común cómo se siente cada uno, qué señales de afecto necesitamos y llegar a acuerdos para que ambos miembros de la pareja estén satisfechos.

Para ello, una comunicación asertiva será muy necesaria. Para decir "ya no me gusta", que puede tener una connotación de acusación, es mejor intentar el siguiente.

Para empezar, intenta darte cuenta de qué señales de afecto sigue dándote tu pareja y agradecelo. En segundo lugar, dígale cómo te hace sentir la ausencia de estas muestras que precisas. Y para terminar, acaba diciendo algo positivo y pediéndole qué necesitaría él/ella.

"Me gusta mucho que cada jueves me hagas esta cena que me gusta tanto. Veo que me quieres hacer feliz. Pero últimamente he notado que has dejado de besarme cuando te vas al trabajo o cuando nos vamos a dormir. Eso me hace sentir poco estimado/a , porque creo que me hace falta ese contacto. Te pediría que intentes volver a hacerlo. Te amo, y quiero que me digas si hay algo que yo no haga como tú necesitas".

Si nos fijamos, a diferencia de una frase tan contundente como "ya no me gusta", este modo de comunicarse refleja mucho más:

  • Es conciliadora: porque para con de atacar o recriminar al otro, hacemos un ejercicio de reflexión que invita al otro a reflexionar con nosotros. Además, empieza y acaba con un aspecto positivo, lo que permite que el otro vea que no estamos en pie de guerra, sino que tenemos la intención de hablar las cosas. También acabamos pidiéndole directamente qué necesita él/ella.
  • Expresa un sentimiento y una necesidad: la persona identifica y expresa cómo se siente y pide un cambio al otro miembro. Esto es sumamente importante, ya que lo contrario nos llevaría a aguantar situaciones que no nos gustan, acabando por explotar. Cada persona tiene necesidades diferentes dentro de la relación. Para suplirlas, deberán comunicarlas y llegar a acuerdos para que ambos estén satisfechos.
  • Es específica: concreta qué es lo que la persona ha hecho o ha dejado de hacer, sin caer en la trampa de generalizar o definir al otro, lo que facilita que el mensaje llegue al receptor sin tergiversar. No es lo mismo decir "eres mala pareja", que decir "necesito que los fines de semana me ayudes más con los niños".
  • Se centra no sólo en el problema, sino en la posible solución: cuánto más específico sea, y si nos centramos en un comportamiento del otro, más fácil es pedir un cambio en lo que nos afecta. Ejemplo: "por la tarde me encargué siempre yo de ayudar al niño con los deberes. Necesito que nos devolvamos las tardes para ayudarlo".

Para terminar, tenemos que ir con cuidado para no caer al extremo de "mi bienestar depende únicamente de lo que mi pareja haga o diga, o deje de hacer o decir". Con ello, podríamos llegar a justificar cualquier tipo de petición, como pedir que nuestra pareja deje de ver a sus amigos para estar con nosotros.

Del mismo modo, tampoco sería bueno caer al otro extremo, en el que se piensa que "da igual lo que haga o diga, si mi pareja se ve afectada es su problema". Nuestros actos tienen consecuencias más allá de nuestra piel. Si no tenemos esto en cuenta, podríamos llegar a justificar cosas como insultos o actitudes agresivas hacia el otro.

Por eso es importante aprender a comunicarse asertivamente y expresar las necesidades de cada uno. En el caso de que tengamos dificultades en esto, o alguno de los dos miembros esté cayendo en uno de los dos extremos, puede ser el momento de pedir ayuda profesional. Un/a terapeuta de pareja puede ayudarnos a ver qué errores de comunicación cometemos, y a darnos herramientas para mejorar la dinámica de nuestra relación.

Referencias:

Chapman, G. (1996). Cinco Lenguajes del Amor. Spanish House Inc.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.