En primer lugar, quiero saber quien es la persona que tengo frente a mi. Esto implica pedirte por qué motivo acudes a la consulta, hacer un rastreo general en todas las áreas de funcionamiento (laboral, familiar, afectiva, social), conocer tus objetivos, experiencias pasadas importantes, etc. En este primer momento, forjar una relación de confianza entre nosotros es muy importante. A veces, es difícil empezar a hablar de algunos términos, por eso podemos utilizar instrumentos que nos ayudan a clarificar las ideas (cuestionarios, etc.)
Poco a poco, iremos siendo más específicos para saber qué puede estar causando tu malestar, qué lo mantiene, qué lo empeora y qué síntomas experimentas. Una vez tenemos el problema bien definido, te propongo un proceso terapéutico individualizado para tu caso, en el que incluiremos todas esas herramientas que te puedan ayudar a afrontar por ti mismo/a aquello que te causa malestar.
Este conjunto de herramientas irá variando en cada caso, pero casi siempre están destinadas a la mejora de nuestra capacidad de gestión emocional: Psicoeducación, técnicas de relajación, técnicas en solución de problemas, entrenamiento en habilidades sociales, flexibilidad cognitiva, consciencia emocional plena, exposición controlada, etc. Todas ellas forman parte de las terapias de tradición cognitivo-conductual, que cuentan con eficacia demostrada para el tratamiento de la gran mayoría de trastornos emocionales.
Uno de los tratamientos más modernos que sigue esta línea es el Protocolo Unificado de Barlow para Tratamiento Transdiagnóstico de los Trastornos Emocionales. Con él trabajo y me sigo formando para atender de cada vez mejor a las personas que deciden confiar en mí.
Uno de los tratamientos más modernos que sigue esta línea es el Protocolo Unificado de Barlow para Tratamiento Transdiagnóstico de los Trastornos Emocionales. Con él trabajo y me sigo formando para atender de cada vez mejor a las personas que deciden confiar en mí.